El sector vitivinícola, uno de los grandes olvidados en la prevención de riesgos laborales 

La importancia económica del sector vitivinícola en España y en Castilla La Mancha en particular, no se puede poner en duda. Nuestra región es la mayor productora de vino y es líder indiscutible en exportaciones. Según los últimos datos de enero de 2024 facilitados por el Ministerio de Agricultura, nuestra Comunidad Autónoma, ha tenido una producción de vino y mosto de 17,5 millones de hectólitros.

En el sector vitivinícola regional, lo más frecuente que encontramos es la agrupación de particulares en sociedades cooperativas o en sociedades agrarias de transformación y aunque es un sector que ofrece una gran cantidad de puestos de trabajo, se observa que hay mucha temporalidad ya que hay periodos de producción que dan lugar a la concentración de trabajadores en un espacio corto de tiempo.

Hemos percibido que en el sector agrario por sus especiales particularidades, existen mayores dificultades para integrar la gestión de la prevención de riesgos en comparación con otros sectores económicos. Esto es debido a que la mayoría de superficies vinícolas son pequeñas explotaciones familiares, con pocos trabajadores por cuenta ajena y cuyos contratos son eventuales.

Por otro lado, entendemos que tanto los empresarios como los trabajadores/as del sector deben concienciarse de la importancia de la formación y de la información de los riesgos que se generan tanto al desarrollar tareas asociadas al trabajo en el campo, es decir, realizando labores de cultivo, recogida y transporte de la uva, como de los riesgos propios del procesado de la uva.

En las tareas del cultivo de la vid nos encontramos ante diversas situaciones de riesgo para la seguridad y la salud de los trabajadores que las desarrollan.

En estas labores podemos destacar entre otras, el uso de herramientas para realizar trabajos de poda y de vendimia, como son las tijeras o navajas que muchas veces no son ergonómicas. Por otro lado, se utiliza maquinaria agraria como son los tractores y remolques sin la seguridad y mantenimiento adecuados. Así mismo se encarga a personas no cualificadas, el uso de fertilizantes y productos fitosanitarios para controlar las plagas y a este se une la exposición climatológica adversa a la que se enfrentan los trabajadores/as debido al cambio climático.

Nos encontramos en esta fase de actividad agraria con riesgos derivados de sobreesfuerzos, lesiones por movimientos repetitivos, cortes y pinchazos, caídas, atropellos, aplastamientos, intoxicaciones, quemaduras, o insolaciones, entre otros muchos.

Para evitar sobreesfuerzos o movimientos repetitivos en esta fase, se debe incidir en la importancia de enseñar a los trabajadores/as sobre técnicas de trabajo ergonómicas, hacer descansos, no permitir cargas manuales excesivas y si es posible, mecanizar las tareas.

En las labores de poda, de despunte y de corte de la uva nos encontramos riesgos de caídas, cortes y pinchazos que pueden evitarse utilizando herramientas en buen estado y conociendo las técnicas adecuadas para realizar estos trabajos. Es fundamental el uso de equipos de protección como es el calzado, los guantes y las gafas de seguridad.

Los tractores “viñeros” que son más altos que anchos, pueden dar lugar a riesgos de vuelcos y atrapamientos. Es aconsejable que los tractores se doten de estructuras de protección homologadas o en todo caso, llevar un arco de seguridad abatido, usar el cinturón de seguridad, ir a una velocidad adecuada al terreno y no acercarse a taludes e irregularidades muy pronunciadas. El eje de transmisión debe estar protegido convenientemente para evitar atrapamientos y los remolques pesados utilizados en la vendimia deberán ser enganchados en los puntos más bajos.

Los riesgos de intoxicación y quemaduras por inhalación o contacto derivados de la exposición a fertilizantes y a productos fitosanitarios, se pueden prevenir teniendo en consideración lo indicado en sus propias fichas de seguridad. Es fundamental que las personas que manipulen productos fitosanitarios tengan carné de manipulador de estos productos.

La exposición a elevadas temperaturas en el sector agrario, es uno de los riesgos más peligrosos por sus graves consecuencias. Es importante adecuar las jornadas de trabajo, realizar descansos para aclimatarse, mantenerse hidratados y usar ropa adecuada, protección solar y complementos para evitar el sol directo.

Por último queremos destacar los riesgos más frecuentes en el procesado de la uva y elaboración del vino. Al ser tan variados los procesos implicados en la bodega, sería complicado mencionarlos todos.

Los procesos van desde la recepción de la uva y su descarga en las tolvas, pasando al despalillado y al estrujado, a la elaboración del vino mediante el proceso de fermentación donde se emplean bombas de trasiego hasta depósitos, el prensado donde se tratan los orujos y el embotellado con el lavado, llenado, encorchado y etiquetado de botellas.

Los riesgos que existen en cada una de las etapas en la elaboración del vino son múltiples como hemos señalado, entre los que destacamos por su mayor peligrosidad, los riesgos mecánicos por el uso de máquinas y sus partes móviles. En estos casos es recomendable que todas las máquinas estén conforme al Real Decreto 1215/1997 y que sus partes móviles tengan sus resguardos. Es importantísimo que las labores de mantenimiento se hagan con las máquinas paradas o desconectadas.

Otro de los riesgos que nos encontramos es el de caídas a distinto nivel. Es necesario que habitualmente se realicen trabajos de limpieza, se elaboren protocolos de procedimientos seguros, se usen barandillas de protección, enrejillados y si es necesario para realizar determinas operaciones, usar arnés anti caídas.

El riesgo de exposición a sustancias nocivas o tóxicas es uno de los riesgos más peligrosos que se pueden dar en bodegas. La utilización de sosa cáustica para operaciones de limpieza o el uso de anhídrido sulfuroso (SO2) puede provocar asfixia y la muerte. Las bombonas de SO2 deben estar bien etiquetadas y estar en lugares ventilados. Si se usa en disolución se deben utilizar mascarillas de tipo A2 y guantes clase C.

En la fase de fermentación de la uva, el gas carbónico (CO2) que se forma en concentraciones altas provoca lesiones cerebrales y la muerte. Es conveniente que ya en el diseño inicial de la propia bodega se prevea no tener que acceder al interior de los depósitos y que, en todo caso, estos se instalen en lugares ventilados. Los trabajos en espacios confinados deben realizarse mediante permiso de trabajo, nunca en solitario y se deben utilizar equipos de detección de gases específicos, así como equipos de protección individual.

Los riesgos que afectan al sector vitivinícola son amplísimos. Están presentes durante todo el año- no solo en los meses de vendimia- y, se producen en todas las fases que hemos ido mencionando.

Por todo ello, creemos fundamental que se cuide  la seguridad y la salud de estos trabajadores/as, que en muchas ocasiones se convierten en los grandes olvidados de la prevención.

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